Los crímenes de Jeffrey Epstein y sus facilitadores destrozaron innumerables vidas y expusieron un vasto sistema de explotación y violencia contra las mujeres y las niñas. Hoy, me enorgullece unirme como copatrocinador de la Ley de Transparencia de los Archivos de Epstein, un paso vital hacia la verdad y la rendición de cuentas frente a abusos indescriptibles. Con esta resolución, declaramos inequívocamente que no se ignorará la violencia contra las mujeres. Durante años, las víctimas de Epstein, muchas de ellas solo niños cuando fueron abusadas, han esperado justicia, a menudo en silencio y con dolor. Merecen respuestas. Merecen dignidad. Y merecen la acción de su gobierno. Por eso es especialmente vergonzoso que el presidente Johnson haya cerrado la Cámara de Representantes durante el verano para evitar una votación sobre esta resolución. Bloquear la transparencia de esta manera no es solo una abdicación del deber, es un profundo insulto a las víctimas que han soportado la carga de este trauma durante décadas. El pueblo estadounidense merece saber el alcance total de quién estuvo involucrado con Epstein y todos ellos deben rendir cuentas, sin importar cuán poderosos sean. A medida que buscamos la rendición de cuentas, debemos respetar las voces y la privacidad de los sobrevivientes para honrar su coraje, proteger su dignidad y garantizar que la verdad completa salga a la luz. La justicia retrasada es justicia denegada. El pueblo estadounidense, y los sobrevivientes, merecen algo mejor.
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