Momentos de lo desconocido. 103 19 de julio a las 20:57 en Fort Lauderdale, Florida Era hora de continuar el viaje. Dejando atrás un par de noches de comodidad para volver a la carretera. De familia en familia; De Ethans a mi propia sangre. Fuimos a ver a mi tía Lisa en Fort Lauderdale, que no estaba muy lejos de Sarasota. Siempre fue un placer estar cerca de Lisa. Alguien que pueda hacerte reír y, a veces, llorar. Llegamos por la noche para una cena italiana, como siempre hacemos. Nos contó todo sobre los últimos dramas y tratos en su nuevo trabajo. Una vez que llegamos de regreso a su apartamento, estaba empezando a hacerse tarde y tuvo una larga llamada telefónica con un tipo que le causaba problemas y que no tenía idea de que estaba a punto de recibir una gran multa por su camión. Me estaba poniendo ansioso porque aún no habíamos hecho la sesión del día. Había niños jugando en este largo pasillo blanco que conducía a su puerta y pensé que este es el lugar correcto donde haremos el arte. Uno de los niños entró y salió corriendo del marco mientras su madre los llamaba. Al principio estaba en la toma, luego esperé a que volviera a casa. El pasillo estaba despejado y también la toma. Lisa terminó la llamada y salió. Besó la mezuzá en la entrada de la puerta con la punta de los dedos. Lisa era mi prima judía favorita y básicamente una hermana de mi madre. ¡Hemos pasado por tanta mierda juntos! Cuando mi madre, Gabrielle, falleció hace 10 años, nos prometió a mí y a mi hermana, Marisa, que sería como una madre para nosotros. Ella amablemente se convirtió en un modelo a seguir de matriarca para nosotros con el tiempo y hasta el día de hoy. Ella me enseñó todo sobre la familia por parte de mi madre, un eslabón perdido en el ADN y la historia de mi árbol genealógico que pude aprender y recuperar gracias a su recuerdo. Lisa era la guardiana de la sabiduría de nuestro pasado, conocía todas las historias de los Stern y los Rimberg. Me di cuenta de que solo cuando haces las preguntas correctas, tus oraciones serán respondidas. Dios te bendiga, Lisa, y gracias por dar un paso al frente y recordarnos lo importante que es la familia, incluso cuando perdemos a uno de los nuestros que nos trajo más cerca de nuestros corazones. No a la muerte, sino a Dios. Como un ángel de la guarda. Me gusta creer que mamá es ahora mi Arcángel Gabriel, protegiéndome y guiándome a través de la vida desde el mundo de los espíritus. Gracias, mamá.