acabo de darme cuenta de por qué algunos de los callejones de adoquines de Melbourne me dan una sensación tan visceral...
de niño, mi abuelo me llevaba a donde creció - una pequeña cabaña en medio de Irlanda que había estado en nuestra familia durante cientos de años para acceder a ella, tenías que bajar por un camino, densamente cubierto de árboles y arbustos - el “bóithrín”, o boreen en irlandés anglicanizado era como estar en una película de Tim Burton, ese camino siendo un túnel del tiempo hacia mi pasado - íbamos a cortar un poco de turba del pantano y hacíamos tostadas en el fuego abierto, literalmente sentados dentro de la enorme chimenea es agradable poder volver en el tiempo aún, aunque esté a medio mundo de mi hogar espiritual
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