Sabes que se te permite odiar a las personas, ¿verdad? Ninguna gran religión mundial ha enseñado jamás que el odio y la ira en sí mismos sean malos. Cristo se enojó con los prestamistas en el templo y con los fariseos. Si alguien te hace daño, es tu deber defenderte. Si personas malvadas están tratando de destruir tu país, es tu deber defenderlo. Cuando hablo con la gente, a menudo descubro que nunca pueden admitir ira u odio. O, francamente, cualquier otra emoción humana negativa. La gente parece pensar que si tienen los más mínimos límites o estándares, serán vistos como arrogantes. En realidad, estos son necesarios para ser una persona moral. La moralidad es tanto virtud activa, como el honor, el coraje, la disciplina y la fuerza, como pasiva, o bondad, humildad, amor. No eres moral si no tienes límites y no te defiendes cuando lo necesitas. Simplemente eres débil. Si alguien te ha dado razones para odiarlo, deberías hacerlo. Si alguien merece venganza, entonces debería recibirla. Esperamos que el crimen merezca justicia y que un insulto a nuestro honor nacional, como el 11 de septiembre o Pearl Harbor, deba ser defendido. Esto es obvio y, sin embargo, tenemos miedo de decirlo. Todos nuestros antepasados a lo largo del tiempo sabían que esto era cierto. Los totalitarios a cargo están tratando de convertirnos en esclavos, ya que solo un esclavo no tiene en cuenta sus emociones o su historia de vida. Solo se espera que los esclavos trabajen sin reconocimiento de sus necesidades y humanidad. Así es como las personas blancas, como cultura, son tratadas en el mundo occidental hoy. La gente permite que otros los traten como si fueran esclavos. Solo un esclavo recibe un puñetazo en la cara y no se defiende.