Este es uno de mis discursos favoritos de todos los tiempos... Siempre me golpea fuerte: "Te levantas todos los días, no tienes derecho a nada. Nadie te debe nada. Puedes tener talento, pero si no tienes disciplina, y no ejecutas, no te enfocas... ¿Qué obtienes? Nada. Si eres complaciente y no prestas atención a los detalles... ¿Qué te aporta eso? Nada. Así que nada es aceptable excepto lo mejor de ti". Esta es una dura realidad de la vida: El talento no tiene sentido sin disciplina. La ambición no vale nada sin ejecución. El enfoque es la diferencia entre el potencial y la realidad. No tienes derecho al éxito, se gana en los momentos tranquilos e ingratos cuando nadie te está mirando. El antídoto contra el derecho es la propiedad implacable. Preséntate por completo. Presta atención a los detalles. Haz lo mejor que puedas, todos los días. Porque en un mundo en el que todo el mundo quiere la recompensa, son aquellos que se niegan a aceptar cualquier cosa que no sea lo mejor de sí mismos los que construyen algo de lo que vale la pena estar orgulloso.
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