Hoy, en el MIT Technology Review, explico por qué la Ley de Secreto Bancario, una ley de la era Nixon, ya no es adecuada para una era moderna en la que casi todas las transacciones financieras son rastreables sin una orden judicial. Nuestros datos financieros se encuentran entre la información personal más sensible que producimos. La vigilancia financiera indiscriminada, como la que tenemos hoy, está fundamentalmente en contradicción con la Cuarta Enmienda en la era digital.